Viajando por el TIMØVERSO
- Fer Cadeza
- 23 abr
- 4 Min. de lectura
Una flor, una firma, un pedacito de mi.
¡Holaaa timados preciosooos! Esta columna no va sobre conciertos, ni sobre la última canción que salió, ni sobre una anécdota divertida o cositas asó. Esta columna es muuuuy distinta y diría que sentimental. Porque esta vez no vengo solo como fan, sino como persona. Una que hoy decide abrir el corazón más de lo que creía posible.
Y es que si, me tatué. Y aunque puede sonar simple, para mí fue uno de los momentos más importantes, íntimos y transformadores de mi vida. No solo porque en mi piel ahora vive una flor con una firma, dibujadas por Alejandro Ochoa, sino por todo lo que ese tatuaje representa, todo lo que me hace sentir y lo que recuerdo cada que lo veo.

Y oooojo, jamás en la vida pensé en tatuarme. Me llenaba de miedo solo imaginarlo, si hasta me da miedo que me saquen sangre. No soy la persona más arriesgada del mundo y, para mí, hacerlo era romper una regla no escrita que siempre había seguido, tanto para mi como para mi papás. Era salirme completamente de mi zona de confort. Pero había una parte de mí que no dejaba de insistir: “Si no lo haces hoy, te vas a arrepentir toda la vida”. Y le hice caso, fue un momento con muchos altibajos, porque llore durante horas, me sentía culpable de haberlo hecho, pero al mismo tan feliz y tan orgullosa de mi misma.
Ese día, el del tatuaje, fue mucho más que conocer a mi banda favorita. Fue el día en que sentí que el universo me decía: “vas bien, sigue por ahí”. Me acuerdo perfecto del momento en el que le pedí a Alejo que me hiciera un dibujito en el brazo. Alejo me dijo “¿no prefieres que llame a Andy?, es que escogiste al peor dibujando”. Primero muy seria le dije que no y luego me reí en su cara jeje. Alejo no sabía lo que estaba diciendo; porque yo no quería un dibujo perfecto… yo quería su dibujo.

Y gracias a papá dios, asi fue. Con su trazo sencillito, con su esencia. Dibujó una flor y me escribió su firma al ladito, (la verdad, la primer firma que hizo me dio risa pq estaba toda rascuacha y le dije “ai, que es eso” je). Y ahí supe que eso iba a quedarse conmigo para siempre. Que no era solo un gesto bonito. Era una promesa silenciosa de que ese día, ese momento, esa versión mía tan feliz y segura, no se iba a perder.
¿Saben qué es lo más loco? Que ese tatuaje me cambió la vida abismalmente. Y no por la tinta, obvio, sino por lo que entendí ese día: que sí tengo habilidades, que sí tengo potencial y que debo dejar de compararme con otras personas. Que eso que elegí a los 17 años, cuando me metí a estudiar comunicación sintiéndome más perdida que boletos de preventa, no fue un error. Porque, seamos sinceros, a esa edad nadie está realmente listo para decidir “qué quieres ser el resto de tu vida”. Yo no lo estaba. De hecho, yo quería estudiar psicología, pero por cosas de la vida no se pudo. Y durante mucho tiempo viví con esa angustia, sintiéndome inútil, sin futuro, como si no tuviera espacio dentro de lo que tanto me gustaba.
Pero ese día fue distinto. Ese día me vi desde afuera y me gusté. Vi a una chica emocionada, con ganas, con ideas, con luz. Vi que sí podía. Que hay algo en mí que vale la pena, que tiene fuerza. Y supe que necesitaba recordarlo. Para cuando las dudas volvieran. Para cuando me sintiera apagada. Quería una marca que me gritara, incluso en silencio: “Tú puedes. Ya lo hiciste una vez”.
Y sí, claro que tiene todo que ver con Timø. Porque ellos no solo me han acompañado con su música, sino que han sido parte de mi proceso. Además de todas las palabras que me dijo Andy y que me decían las timadas sobre mi columna o podcast. Y es que, se que esto ya se los he dicho en otras columnas: pero Alejo es una persona que admiro mucho. Y no porque sea perfecto (porque no lo es, nadie lo es), es algo difícil de explicar, algo que simplemente hizo clic y ya. Me gusta mucho la persona que es, lo que transmite, su forma de ver el mundo… y que haya sido él quien dibujó esa flor, esa que ahora me va acompañar por los siglos de los siglos en mi piel, lo hizo aún más mágico.
Cada que miro mi tatuaje me acuerdo de eso. Me acuerdo de la chica que dudaba de todo y que, ese día, decidió creer. Me acuerdo de la emoción, del cariño, de la risa, de cómo me temblaban las manos pero no el corazón. Y de mí, eligiendo confiar en esa versión mía que sí se sentía capaz. Definitivamente amo mi tatuaje y no me arrepiendo ni un solo segundo.
Gracias Timø por ser más que una banda. Gracias Alejo por ese dibujo que ahora vive conmigo para siempre. Y gracias especiales a mi amiguita Andy, que desde el momento en el que le dije la locura que quería hacer, me acompaño, me hizo razonar los pros y contras, pero que al final no me dejo sola. Gracias a mis papás por entenderme y darme la oportunidad de demostrarles que no fue rebeldia. Y gracias a mí, por atreverme, por abrirme, por elegir guardar ese momento no solo en la memoria… sino en la piel.
Escrito por: Fer Cadeza
Instagram: Ferczc
X: fercz_c
Créditos de portada: @dan.tibuuu
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