Me dio un mental breakdown, y me fui a la playa
- Mirbill Valeria León Calderón
- 22 abr
- 2 Min. de lectura
Una columna sobre huir un ratito del mundo para regresar más cerca de una misma.

Hay algo en el mar que me reordena por dentro.
No sé si es el sonido de las olas que te recuerda que todo viene y va. O si es la sal en la piel, que te hace sentir viva. Pero cada vez que voy a la playa, algo en mí se acomoda sin que yo lo planee. Como si el caos mental decidiera hacer las paces por un fin de semana.
Este viaje lo necesitaba. No para postear la típica foto en el mar o la bebida en la mano (aunque claro que también lo hice jaja). Lo necesitaba porque me sentía desconectada de mí. Cansada de la rutina, del ruido mental, de la presión de tener todo resuelto a mis veintes. Me urgía respirar diferente.
Y en esa pausa que solo da el mar, entendí cosas.
Entendí que no tengo que tener todas las respuestas.
Que puedo estar en construcción sin culpa.
Que los planes pueden esperar, pero mi paz no.
Sentada en la arena, mirando el mar, me di cuenta de que muchas veces nos perdemos de nosotras mismas porque vivimos tan en automático que se nos olvida preguntar: ¿Cómo me siento? ¿Qué necesito? ¿Qué estoy ignorando por andar cumpliendo expectativas?
A veces escaparse no es una huida. Es una forma de volver.
Volver a ti, a lo que amas, a lo que eres sin presiones ni máscaras.
Así que si estás leyendo esto sintiéndote cansada, desconectada o simplemente rota… ojalá te des el permiso de tener tu propia “playa”. No tiene que ser literal. A veces es un cuarto en silencio, una caminata sin el celular, una conversación honesta contigo misma.
Porque estar bien no siempre se ve como estar productiva o sonriente. A veces se ve como dejar que el mar te revuelva… para que al final, te devuelva un poquito más entera.
Escrito por: Mirbill Valeria Leon Calderon
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