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La Voz Silenciada; Rosario Castellanos

  • Yatsiry Monserrat Jiménez Mayen
  • 20 feb
  • 2 Min. de lectura

ECOS DE POETISAS

20 de febrero, 2025


Rosario Castellanos
Rosario Castellanos

Se habla mucho de la palabra. Se le atribuyen poderes casi místicos: la capacidad de convocar, de persuadir, de incitar. Y, sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar en el silencio, en ese espacio que se extiende como una sombra entre frase y frase, entre idea e idea.


En un mundo que presume de su libertad de expresión, el silencio sigue siendo un territorio forzado para muchos. Hay silencios que se imponen a la mujer que, con su voz, desafía el statu quo; al indígena que, aún hoy, ve sus derechos escritos en papeles que jamás se cumplen; al trabajador que encuentra en su jornal una mordaza que le impide exigir dignidad. No se trata de un silencio voluntario, sino de uno construido con las manos de la opresión y el miedo.


La historia está plagada de ausencias que gritan. Hay cartas que nunca llegaron, testimonios que fueron arrancados de los libros, nombres que fueron borrados de la memoria colectiva. Y, sin embargo, esas voces no se extinguen del todo. Encuentran grietas por donde filtrarse, esquinas desde donde susurrar, murallas donde, tarde o temprano, terminan por estallar.


Decía Rosario Castellanos en su poema "Silencio":


"Y la palabra quiso iluminar el abismo y el abismo dijo: silencio."


Escribimos, hablamos, cantamos, porque sabemos que el silencio puede ser un castigo, pero también un arma. Puede ser resistencia cuando el poder pretende manipular nuestras palabras. Puede ser denuncia cuando el ruido del mundo intenta ahogar la verdad.


Pero no olvidemos que hay también silencios cómplices, aquellos que protegen las injusticias, que perpetúan el abuso y que callan cuando el grito es necesario. La indiferencia es otra forma de callar, de cerrar los ojos ante la realidad y permitir que el tiempo borre las heridas sin sanarlas. 


Así que, en este tiempo de sobreinformación y discursos en cascada, recordemos que no toda ausencia es olvido y que hay silencios que contienen más fuerza que un grito. No permitamos que las voces necesarias se diluyan en la indiferencia. Escuchemos. Porque ahí, en lo que no se dice, también está la historia que debemos contar. Como bien escribió Castellanos: "No, no es la paz: es el silencio."



Por: Yatsiry Mayen


 
 
 

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