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Elsa Cross: El viaje místico de la palabra

  • Yatsiry Monserrat Jiménez Mayen
  • 18 mar
  • 3 Min. de lectura

ECOS DE POETISAS

18 de marzo, 2025


Alguna vez escuché que “Regalar libros es como regalar una parte de ti”, y hace no mucho tuve la suerte de que personas muy importantes para mí tuvieran ese gesto conmigo. Entre las páginas que llegaron a mis manos, se encontraba la obra de una poeta que trasciende el tiempo con su voz serena y profunda: Elsa Cross. Leerla es emprender un viaje por los rincones más sutiles del pensamiento y la emoción, donde la mitología, la naturaleza y la contemplación se funden en una búsqueda constante de lo inasible.


Elsa Cross
Elsa Cross

Nacida en la Ciudad de México en 1946, Elsa Cross ha construido una trayectoria literaria que la consagra como una de las voces más relevantes de la poesía en lengua española. Su obra, reconocida con múltiples premios, entre ellos el Xavier Villaurrutia y el Premio Nacional de Artes y Literatura, se distingue por su profunda carga filosófica y su conexión con lo sagrado. No es una poesía que se limite a nombrar lo visible; en sus versos, la realidad se desdibuja y nos permite acceder a dimensiones que solo el lenguaje poético puede tocar.


Su formación filosófica se hace evidente en su escritura. Doctora en Filosofía por la UNAM, su poesía está impregnada de la exploración del ser, del tiempo y de la trascendencia. Las influencias del pensamiento oriental y la mitología grecolatina le dan a su obra un carácter místico, en el que los elementos naturales —el agua, la piedra, la luz— no son meros símbolos, sino fuerzas vivas que dialogan con el yo poético.


Entre sus libros más destacados se encuentran El diván de Antar, Naxos, Bomarzo y Insomnio, este último publicado en 1972. En Insomnio, Cross nos sumerge en un espacio de vigilia inquietante, donde la noche se convierte en un territorio de revelación. Sus versos nos envuelven en un ambiente de sombras y presentimientos, como en este fragmento:



“Las sombras en la alcoba

Se han hecho más densas.

Dibujan en la frente

Un oscuro presagio.”



En estos versos, la noche no es solo ausencia de luz, sino un umbral hacia lo desconocido, un reflejo del estado interior de quien la habita. La oscuridad se convierte en un símbolo de la incertidumbre, pero también en un espacio de intuición y conocimiento. Elsa Cross nos recuerda que en la quietud del insomnio pueden emerger los pensamientos más profundos, aquellos que escapan a la razón y solo pueden ser expresados a través de la poesía.


Pero su obra no se detiene en el misterio de la noche. A lo largo de su trayectoria, Cross ha desarrollado una poética de lo sagrado, donde lo divino no es una entidad lejana, sino una presencia sutil que se manifiesta en los pequeños detalles del mundo. Su poesía es un puente entre lo tangible y lo inefable, entre la experiencia humana y la trascendencia.


Leer a Elsa Cross es adentrarse en un espacio donde lo visible y lo invisible dialogan, donde la palabra no solo nombra, sino que también sugiere, evoca y despierta. Su poesía, lejos de la estridencia, fluye con la serenidad de lo eterno, recordándonos que la literatura no solo nos describe el mundo, sino que también nos permite imaginar otros. Es un viaje sin mapas, una travesía hacia lo desconocido donde la belleza y el pensamiento se funden en un solo resplandor.


Quizá por eso, recibir un libro de Elsa Cross como regalo no es solo un obsequio literario, sino una invitación a descubrir un universo de significados, a perdernos en la inmensidad de su palabra y, en ese extravío, encontrarnos a nosotros mismos.


Por: Yatsiry Mayen


 
 
 

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