Idea Vilariño: La Poesía como Herida Abierta
- Yatsiry Monserrat Jiménez Mayen
- 13 feb
- 2 Min. de lectura
ECOS DE POETISAS
13 de febrero, 2025

Idea Vilariño no buscaba adornos en la poesía, sino despojarla de todo lo innecesario hasta dejarla desnuda, vibrante, como un relámpago en la noche. Su obra, marcada por la sobriedad y la intensidad emocional, es un testimonio de la profundidad con la que vivió el amor, la pérdida y la existencia misma.
Uruguaya de nacimiento (1920-2009), Vilariño fue parte fundamental de la Generación del 45, un grupo de escritores que redefinió la literatura del Río de la Plata. Sin embargo, su voz se destacó con una singularidad feroz: escribía con una economía de palabras que parecía contener todo el peso del universo. Sus versos eran directos, pero nunca simples; eran precisos, pero jamás fríos.
El amor como herida
Uno de los aspectos más fascinantes de su poesía es su tratamiento del amor. Vilariño no lo idealiza, sino que lo vive con una crudeza desgarradora. Su relación con el escritor Juan Carlos Onetti, marcada por la intermitencia y el desencuentro, dejó una huella indeleble en su obra. Poemas como Ya no encapsulan la ruptura en su forma más definitiva, donde la palabra es puñal y sentencia.
"Ya no será, ya no viviremos juntos,
no criaré a tu hijo,
no coseré tu ropa,
no te tendré de noche,
no te besaré al irme,
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros."
No hay nostalgia edulcorada en estos versos, solo la certeza del fin, la brutalidad de lo irrevocable. Vilariño comprendía que el amor era, a menudo, una condena, y en esa condena encontraba la materia prima de su arte.
A diferencia de otros poetas de su tiempo, su estilo era minimalista, casi seco, pero con una potencia que golpea en lo más hondo. Su poesía no necesita ornamentos ni metáforas complejas: cada palabra parece estar colocada con la precisión de quien ha medido el peso exacto de la emoción.
También incursionó en la crítica literaria, la docencia y la traducción, pero su legado más impactante es su poesía. A lo largo de su vida mantuvo una postura independiente, alejada de los grandes focos y las pretensiones del mercado literario. Para ella, escribir era un acto de absoluta honestidad, sin concesiones.
A pesar de su aparente reticencia a la fama, hoy su obra sigue resonando con fuerza. Su poesía es leída y sentida por nuevas generaciones que encuentran en sus versos una emoción atemporal, una verdad sin fecha de caducidad.
Idea Vilariño no escribió para complacer ni para perdurar; escribió porque era su forma de existir. Y, paradójicamente, esa pureza la hizo eterna.
Por: Yatsiry Mayen
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