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Érase una vez un corazón roto: Un mundo de cuento de hadas... que no lo es tanto

  • Foto del escritor: ANGEL ALBERTO MENDOZA HERNANDEZ
    ANGEL ALBERTO MENDOZA HERNANDEZ
  • 10 abr
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 19 abr

UNIVERSOS DE TINTA

10 de abril, 2025


Hace unos días, uno de mis lectores me escribió con una petición muy concreta (y debo decir, bastante emocionante): me pidió que le recomendara una historia de romance con fantasía. Una de esas que te roban el aliento, que te hacen sufrir deliciosamente y que, al mismo tiempo, te transportan a un mundo completamente distinto al nuestro. Y como buen lector que soy, no pude resistirme a aceptar el reto.


Así que hoy quiero hablarles de una de mis trilogías favoritas, que cumple con todos esos requisitos y más...


Libros que conforman la trilogía
Libros que conforman la trilogía

Stephanie Garber, autora también de la trilogía Caraval, nos entrega en Érase una vez un corazón roto una historia que parece, a simple vista, salida de un cuento de hadas clásico: castillos encantados, promesas imposibles, magia peligrosa y maldiciones. Sin embargo, basta con adentrarse unas pocas páginas para notar que lo que se esconde bajo el brillo y la fantasía es un universo mucho más oscuro y retorcido, donde el amor puede ser tanto una salvación como una condena.


La trilogía (compuesta por Érase una vez un corazón roto, La maldición del verdadero amor y La Balada del Nunca Jamás) combina maravillosamente lo romántico con lo tenebroso, haciendo que el lector no sepa en qué momento confiar ni en quién. Cada libro se construye como una caja de sorpresas, entre secretos, giros inesperados y revelaciones que dejan sin aliento. Es un cuento que se retuerce sobre sí mismo, dejando claro que la magia nunca viene sin un precio.


Stephanie Garber: una autora con voz propia

Stephanie Garber
Stephanie Garber

Garber ha construido un nombre dentro del mundo de la fantasía juvenil con una propuesta que combina la estética del cuento clásico con temas más maduros y complejos. Su estilo narrativo, lleno de imágenes poéticas y escenarios vibrantes, recuerda a los libros de antaño, pero con una sensibilidad moderna. Además, se atreve a jugar con las emociones de los lectores, llevándolos del asombro a la angustia en cuestión de párrafos.


Uno de los sellos de Garber es que sus historias no tienen personajes perfectamente buenos ni villanos absolutos. Todo está teñido de grises, de ambigüedades emocionales, lo que hace que sus libros se sientan vivos y auténticos. Su capacidad de crear mundos únicos, visuales y con reglas propias la consolida como una autora imprescindible para quienes aman perderse entre páginas llenas de magia y tragedia.


También destaca su habilidad para hilar historias con ritmo constante, sin que las descripciones recargadas frenen la trama. Es una narradora que respeta a sus lectores, confía en su intuición y los guía sin subestimarlos, construyendo puentes emocionales con cada personaje que introduce.


Personajes entrañables, imperfectos y encantadores


Evangeline Fox
Evangeline Fox

Uno de los mayores aciertos de Garber es, sin duda, su galería de personajes. Evangeline Fox, la protagonista, tiene esa mezcla de ingenuidad y tenacidad que hace que uno no pueda evitar quererla. A pesar de sus errores y decisiones impulsivas, es imposible no empatizar con su deseo de creer en el amor y en los finales felices.


Y luego está Jacks. El Príncipe de Corazones. El antihéroe por excelencia. Egoísta, irónico, cruel... y absolutamente fascinante. Su complejidad lo convierte en uno de esos personajes que no se olvidan fácilmente, y cuya evolución a lo largo de los tres libros es tan adictiva como desgarradora. Su dinámica con Evangeline es explosiva, llena de tensión emocional, y encierra uno de los mejores ejemplos del "enemies to lovers" que se haya escrito en los últimos años.


Otros personajes, como Laith, Chaos o la misma familia Fox, aportan matices interesantes a la historia, construyendo un mundo emocional rico y con muchas capas por descubrir. Todos, incluso los secundarios, tienen historias propias que nutren el universo más allá de la trama central.


Una narrativa tan mágica como su universo

La prosa de Stephanie Garber es evocadora, casi poética por momentos. Tiene una capacidad increíble para pintar escenarios visuales que parecen salidos de un sueño: bosques encantados donde llueve caramelo, pasteles que alteran la memoria, vestidos que cambian de color con las emociones… Leer sus descripciones es como sumergirse en una pintura animada.


Pero más allá de lo estético, la autora sabe cómo sostener el ritmo narrativo. Aunque algunos giros pueden parecer abruptos o ciertos misterios queden en el aire, su habilidad para mantener el interés es indudable. Su estilo es ligero, encantador y muy accesible. Y aun en los momentos más oscuros, logra mantener un sentido de asombro y maravilla que acompaña al lector hasta la última página.


El impacto en la literatura juvenil y la cultura romántica

Garber ha logrado crear un universo que dialoga con la tradición de los cuentos clásicos, pero desde una perspectiva mucho más moderna. En lugar de rescatar a la princesa, aquí las protagonistas luchan por sí mismas. Y aunque el amor sigue siendo central, no es un amor idealizado, sino uno lleno de contradicciones, traiciones y elecciones difíciles.


Esto la convierte en una autora clave dentro de la literatura romántica-fantástica juvenil actual, especialmente entre lectores que crecieron con las sagas de Sarah J. Maas o Holly Black, pero que buscan historias con un tinte más onírico y emocional. La trilogía también ha generado una comunidad lectora muy activa, donde se debate intensamente sobre teorías, personajes y el futuro del mundo mágico de los Destinos.


Además, la forma en que Garber explora el destino, la esperanza, el dolor, la pérdida y la reinvención personal añade capas de profundidad que muchas veces se pasan por alto en la fantasía juvenil. Su obra no solo entretiene: hace pensar, sentir y, en ocasiones, cuestionarse.


Un cuento que rompe el corazón, pero vale cada página

Una de las escenas más impactantes del libro
Una de las escenas más impactantes del libro

Érase una vez un corazón roto no es solo una trilogía sobre amor y magia: es una historia sobre perder la fe, recuperarla, y entender que a veces los finales felices no se ven como uno espera. Con sus fortalezas y algunos momentos menos pulidos, es una obra que logra quedarse con el lector mucho después de haber cerrado el libro.


Hay pasajes que duelen, decisiones que frustran y revelaciones que desgarran, pero eso es precisamente lo que hace que la trilogía funcione tan bien. Es un recordatorio de que los cuentos de hadas también tienen espinas, y que no todos los príncipes están hechos para salvarnos.


Si buscas una historia con personajes memorables, un mundo lleno de maravillas, y una dosis generosa de tragedia romántica, esta trilogía es para ti. Prepárate para reír, soñar y, sí, también llorar un poco. Pero te aseguro que valdrá la pena.

 

Critica y opinión personal de EUVUCR

Tengo que decirlo desde el principio: Érase una vez un corazón roto se ha convertido, sin duda alguna, en una de mis trilogías favoritas. No solo por su estética de cuento de hadas torcido o por sus personajes que sangran sentimientos, sino porque me hizo sentir de verdad. Y eso, para mí, ya vale todo.


Debo hacer un breve paréntesis para hablar de Caraval, la primera trilogía de Stephanie Garber. Si bien es cierto que el primer libro me pareció un poco flojo (no es malo, solo que se siente más introductorio y un poco lento al establecer su universo y personajes), lo compensa con creces en Legendary y Finale. Fue precisamente en el segundo libro donde conocimos por primera vez a Jacks, ese personaje fascinante que se robó mi atención (y el corazón de muchos lectores). Su aparición fue una de las cosas más interesantes que dejó Caraval, y afortunadamente, Garber decidió expandir su historia en su siguiente trilogía.


Evangeline y Jacks
Evangeline y Jacks

Érase una vez un corazón roto es todo lo que me gusta en una historia de fantasía romántica: magia, misterio, una buena dosis de tragedia y personajes con muchas capas. A diferencia de Caraval, aquí siento que cada libro es mejor que el anterior. Me mantuvieron completamente atrapado, al punto de no querer hacer otra cosa más que seguir leyendo. La evolución en la escritura de Garber es evidente. La prosa es más fluida, las emociones están mejor trabajadas, y los giros narrativos son tan inesperados como adictivos.



Jacks, el principe de corazones
Jacks, el principe de corazones

Ahora hablemos de Jacks, porque no puedo dejarlo fuera. El Príncipe de Corazones es, para mí, uno de los antihéroes más interesantes del género. Tiene esa mezcla irresistible de crueldad, melancolía, ternura y egoísmo que lo hace completamente impredecible. Nunca sabes si va a salvar a alguien o destruirlo, y eso lo hace real. Me encanta cómo está construido: no busca ser el héroe, pero tampoco puede evitar sentir (aunque no quiera). Su dinámica con Evangeline me pareció adictiva, tensa y profundamente emocional. No es una relación fácil ni bonita, pero es de esas que te dejan marcada.


Evangeline también merece su reconocimiento. Es dulce, sí, pero no por eso tonta. Tiene esa esperanza obstinada que a veces la mete en problemas, pero que también la convierte en una protagonista que evoluciona. A lo largo de los libros, vemos cómo va aprendiendo, cómo se va rompiendo y reconstruyendo. La forma en que Garber narra sus dudas, su deseo de amor verdadero, y su crecimiento personal, es muy honesta y cercana.


¿Puntos débiles? Sí, los hay. Si bien disfruté muchísimo esta trilogía, debo reconocer que, al ser una historia tan independiente de Caraval, puede sentirse un poco confusa si no tienes contexto del mundo mágico que la autora ya había construido. Falta un poco más de desarrollo del sistema mágico aquí. En Caraval, todo estaba mucho mejor explicado, mientras que, en esta saga, se da por sentado que ya conoces ciertas cosas. También hay momentos en los que la narración parece que se enfoca demasiado en lo estético o lo romántico, y se pierde algo de profundidad en el worldbuilding. Aun así, no me impidió disfrutarla.


Y no puedo dejar de mencionar las portadas. Son hermosas, una verdadera obra de arte. Aportan muchísimo a la experiencia, porque ya desde la portada sabes que te vas a sumergir en algo especial.


En resumen, si estás buscando una historia de romance que no sea rosa, sino tortuosa, mágica y con personajes que te rompen un poquito el alma… esta trilogía es para ti. Es uno de esos libros que te hacen suspirar y gritarles a las páginas al mismo tiempo. Me encantó, me dolió, y estoy aquí, expectante por lo que venga después.


Stephanie Garber, gracias por romperme el corazón… otra vez.

 


Por: Angel MH


 
 
 

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